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Ignacio Walker: “Es un deber patriótico que gobierno y oposición alcancen un acuerdo en torno a la reforma de pensiones”

Respecto de los cambios tributarios, el exsenador asegura que “es más complejo, porque la sensación en la oposición es que el gobierno nos quiere pasar gato por liebre”.

Fuente: Diario FinancieroPublicado el 01 de marzo de 2019.

Pasó seis meses ejerciendo la academia en la Universidad de Notre Dame en Indiana, Estados Unidos. Volvió a Chile con las pilas recargadas, no sólo para opinar con la libertad que da en política no tener cargos de representación popular, sino también para dividir su tiempo entre la Universidad Católica de Valparaíso y Cieplan. El excanciller y exsenador Ignacio Walker (DC) ha seguido con tanto interés la crisis venezolana como la actualidad nacional.

Lo han impactado los incendios que este verano fueron la postal de Chile, pero tiene la convicción de que "el ministro de Agricultura (su hermano Antonio), ha cumplido una labor excepcional y ha estado encima, dando la cara"; y respecto de su otro hermano activo en política, jefe de los diputados falangistas, sostiene que "de Matías Walker se pueden decir muchas cosas, pero no se puede decir que no ha ejercido un liderazgo a nombre de la bancada, le ha dado liderazgo y personalidad a la bancada".

En esta conversación con DF, el excanciller también expresa su preocupación acerca de que "las opciones para Chile son muy claras: seguir jugando en el área chica o elevar la mirada en un sentido estratégico" y advierte que "corremos el riesgo y el peligro, de lo que ha significado la erosión de las instituciones en muchas democracias, de seguir un camino de creciente confrontación y eso nos aleja de los grandes objetivos nacionales con sentido estratégico".

-¿De quién depende asegurar eso?

-Depende en buena parte del liderazgo del Presidente de la República y el gobierno, porque en un sistema presidencialista como el chileno el tono y la música la ponen el Presidente y el gobierno. Ya no somos el primer PIB per cápita de América Latina, Panamá nos pasó y una de las claves de esto es la escasa inversión del sector privado en investigación y desarrollo, que se ha ido durmiendo en los laureles. Todos tenemos que retomar una perspectiva estratégica de mediano y largo plazo, salir del área chica, de la pequeña rencilla de todos los días y tratar de elevar la mirada buscando los grandes acuerdos que el país necesita.

-A su juicio, ¿puede ser que se esté siendo demasiado optimista y no se estén tomando medidas que aseguren un mayor crecimiento?

-En el primer año del gobierno del presidente Piñera, objetivamente no hay ni una sola reforma o iniciativa importante que vaya en la dirección de un crecimiento económico alto y sostenido y de un desarrollo sustentable.

-¿Entonces qué se puede esperar para 2019?

-Bueno, yo veo que las expectativas que acompañaron la instalación del gobierno del presidente Piñera no se han cumplido.

-El Presidente ha dicho que varios exministros de Hacienda de oposición, entre ellos Alejandro Foxley, apoyan su reforma tributaria, ¿usted le ve futuro a esa reforma?

-Todo el esfuerzo este año prioritariamente debiera ir encaminado a la reforma previsional. Frente a la realidad de las pensiones bajas hay mucha expectativa y ese no es un tema de gobierno o de oposición es un tema de país, sobre el que necesariamente hay que buscar un acuerdo. El tema de la reforma tributaria es más complejo, porque la sensación en la oposición es que el gobierno nos quiere pasar gato por liebre. El gobierno tiene que sincerar las cosas, poner las cartas sobre la mesa y decir qué es lo que quiere.

-¿Es viable entonces que se apruebe pronto?
-Yo le veo más posibilidades a la reforma de pensiones que a la reforma tributaria. Creo más bien que es un deber patriótico que gobierno y oposición alcancen algún tipo de acuerdo en torno a una reforma de las pensiones a 20 o 30 años. Esa es la prioridad absoluta.

"Hay un afán de personalismo del Presidente que no se condice con la política exterior"

-¿Cómo evalúa la reacción del presidente Piñera en la crisis venezolana?
-Desde el punto sustantivo está bien. Todo se enredó con este sorpresivo anuncio de ir a Cúcuta.
-¿Esa es la parte negativa de la performance del gobierno?
-Más que una parte negativa, siempre hay que tratar de evitar un fuerte personalismo en la conducción de la política exterior. No es sólo el tema de Cúcuta, que obviamente desvió la atención porque el tema ya no fue Venezuela, sino el viaje del Presidente; el problema es mucho más profundo. El Comité de Política Exterior, que reúne a los exministros de Relaciones Exteriores casi no ha funcionado este año, ha habido una politización, ideologización y banalización de la política exterior entendida como una política de Estado al interior de un fuerte personalismo.
-¿El Presidente ha cambiado la política tradicional en materia de RREE?
-Absolutamente, incluso la ha cambiado respecto de su primer gobierno. Yo era presidente del PDC y senador y nos juntábamos permanentemente con el Presidente de la República o el canciller para ver temas de política exterior, de Estado, los juicios de La Haya, ¡cómo se hace la política exterior chilena!
-¿A qué atribuye este cambio?
-Hay un intento por mostrar las divisiones al interior de la oposición, que son reales; por ejemplo, en el tema de Venezuela. Y hay una mayor ideologización de la política exterior chilena, que siempre ha tenido una importante dosis de pragmatismo; hay un afán de personalismo de parte del Presidente de la República que no se condice con la política institucional que debe servir de base a la política exterior.
-¿Comparte las críticas de Piñera a la expresidenta Bachelet en el marco de la crisis venezolana?
-Los presidentes de la República no deben criticar o enjuiciar y mucho menos descalificar a otros expresidentes de la República, no es la tradición chilena. No me gusta esto de que el presidente Piñera esté como sacando al pizarrón a la expresidenta Bachelet. Sin perjuicio de que considero absolutamente necesario e ineludible que la alta comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la expresidenta Michelle Bachelet -que tiene un tremendo prestigio internacional-, se pronuncie derechamente.
-Con lo que ha pasado, ¿le preocupa que Venezuela busque una salida más bien violenta a la crisis?
-Frente al gran éxito que fue el 23 de enero, cuando asume Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, en que por primera vez en 20 años desde que asumió Hugo Chávez la oposición tiene un líder indiscutido, lo del 23 de febrero fue un fracaso. Estamos hablando de un tránsito de la dictadura a la democracia y eso depende en primer lugar de la movilización del pueblo venezolano y en segundo lugar de la presión internacional. Y creo que este es el momento de máxima presión internacional.
-¿Cómo ve el 2019 en materia de relaciones exteriores?
-Mirando más allá de Venezuela y de la coyuntura hay tres áreas que hay que sustraer de la política partidista y de la confrontación gobierno/oposición, y que debemos transformar definitivamente en políticas de Estado: La Araucanía, la política exterior y la política de defensa.

"La directiva de Chahín ha marcado una identidad
propia sin complejos derechistas ni izquierdistas"

-¿Cómo evalúa el 2018 de la DC encabezada por Fuad Chahín?
-La línea política que ha seguido la directiva, el consejo nacional y los parlamentarios de la DC es la correcta. Es decir, una oposición crítica y constructiva; el resto es el arte de la política, lo importante es que no aparezcan como cuestiones contradictorias. La Democracia Cristiana es la que hace la diferencia y comparto la línea política que ha seguido la directiva.
-En algunos sectores de la oposición sostienen que en los hechos la DC sucumbió al diseño del partido bisagra.
-Nunca me ha gustado esa expresión, porque suena muy peyorativa. Creo que la DC tiene que jugar un rol de puente, debe procurar y facilitar los acuerdos; que no es ser bisagra, no es una cosa oportunista de ubicarse aquí o allá, es un deber que tenemos frente al país y a nuestra propia historia.
-Algunos se preguntan cuánto más se puede acercar la DC al gobierno de Piñera.
-Es que no se trata de acercarse o alejarse del gobierno. La DC es un partido de oposición, no es y nunca será un partido de gobierno; y aunque tengamos algunas incomprensiones de parte de algunos miembros de la oposición en distintos temas, tenemos que perseverar en esa línea.
-En ese contexto, ¿qué pasa si no se refrenda el acuerdo administrativo por la presidencia de la Cámara?
-Ese acuerdo administrativo va a marcar la pauta para cualquier otro tema y la DC no puede aceptar nuevos condicionamientos. Lo que cabe es cumplir con los acuerdos y que cada uno asuma su responsabilidad. Pacta sunt servanda, lo pactado obliga.
-¿Qué tan graves pueden ser los efectos de no cumplir el acuerdo?
-Sería un grave retroceso para la oposición y un gran contrasentido para aquellas fuerzas políticas de izquierda que han insistido en que hay que fortalecer y ensanchar los niveles de acuerdo de la oposición. Si parten por romper el único acuerdo real que existe, que es el de administración de la Cámara de Diputados, evidentemente que están debilitando y no fortaleciendo el rol de la oposición. Esta es una prueba de fuego muy importante y la DC tiene que mantenerse muy firme.
-¿Si no se cumple el acuerdo, la DC se siente libre de buscar su camino propio de hacer oposición?
-Nunca he creído en la tesis del camino propio. La DC siempre tiene que buscar los acuerdos que sirvan al interés del país, pero por supuesto que tiene que hacerlo con mucha independencia, porque hoy día no hay una oposición, hay por lo menos tres. Y yo por supuesto que soy partidario de ir mejorando los mecanismos de coordinación en el trabajo legislativo, pero la base para cualquier futuro acuerdo es el cumplimiento del acuerdo de administración.
-Hace unas semanas, Genaro Arriagada decía que en 2018 la DC había vuelto a ser un partido relevante en la política nacional, ¿concuerda?
-Creo que sí. Creo que la Democracia Cristiana está jugando un rol de minoría dirimente...
-Que algunos llaman partido bisagra...
-Es que a mí no me gusta ese término, porque la bisagra no tiene personalidad. Es un punto intermedio que no tiene identidad y esta directiva, en este tiempo, ha mostrado una decisión por marcar una identidad propia sin complejos derechistas o izquierdistas.
-¿Cuánto puede afectar la relación del gobierno con la DC el mantener al subsecretario Castillo?
-Entiendo que la decisión y la responsabilidad final es del Presidente de la República, porque él nombra y remueve a sus colaboradores. Por lo tanto, a mi juicio, el punto ya se ha hecho.

Fuente: Diario Financiero

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