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Cristián Rodríguez (Habitat): "Las inversiones que realizan los fondos sólo buscan el mejor resultado para los afiliados, lo que no impide que además sean beneficiosas para la sociedad"

El presidente de Habitat está preocupado por el cauce del debate previsional. Durante semanas recolectó informaciones y opiniones en prensa, redes sociales y declaraciones y escribió un documento cuyos ejes se pueden encontrar en estas páginas.

Fuente: Diario FinancieroPublicado el 22 de junio de 2020.

El presidente de Habitat está preocupado por el cauce del debate previsional. Durante semanas recolectó informaciones y opiniones en prensa, redes sociales y declaraciones y escribió un documento cuyos ejes se pueden encontrar en estas páginas.

"Me parece que hay consenso respecto de la necesidad de mejorar las pensiones actuales y futuras. Sin embargo, no hay un acuerdo en la manera de hacerlo, aún cuando entre la mayoría de los técnicos el diagnóstico está bastante claro y es el mismo que hace más de una década presentó la comisión presidida por el hoy presidente del Banco Central Mario Marcel y que se puede resumir en 4 grandes ideas: 1) quienes cotizan regularmente han logrado buenos resultados, pero para el futuro la tasa de cotización 10% será insuficiente debido a las menores rentabilidades esperadas (en los países de la OECD la tasa promedio es más de 18%); 2) la mayoría de las personas no cotiza regularmente ya que sólo están obligados a hacerlo quienes son empleados dependientes (los independientes que dan boletas de honorarios lo harían por el 8% de sus ingresos recién el 2027 y el resto de los trabajadores por cuenta propia no tienen obligación de cotizar), como muestra, menos del 11% de las mujeres y sólo el 30% de los hombres que se pensionaron el año pasado cotizaron más de 30 años (período definido por la OIT para lograr pensión completa); 3) el aumento en las expectativas de vida hace necesario postergar la edad de jubilación, especialmente en el caso de las mujeres y 4) el pilar básico o solidario, requiere más recursos fiscales (se hizo un aumento hace poco).

Si el diagnóstico está claro, entonces ¿por qué no avanzamos en la solución? Creo que hay 2 grandes razones: una ideológica que hace que un grupo no esté dispuesto en avanzar hacia mejores pensiones si eso significa que se mantiene el sistema actual y la otra es respecto del desconocimiento de nuestro sistema previsional que permite a ciertos detractores instalar premisas incorrectas o directamente falsas sobre el sistema de manera de generar una animadversión hacia él, dificultando avanzar en soluciones viables de largo plazo".

Lo que no es cierto

Rentabilidad garantizada de 4%
Nuestro sistema jamás ha garantizado una rentabilidad para las inversiones de los Fondos de Pensiones. Alguien se puede confundir con el Bono de Reconocimiento, que es lo que el Estado reconoció a las personas por sus aportes al sistema antiguo y que se valorizaron al momento de cambiarse al nuevo sistema y que se paga al momento de cumplir la edad de jubilación. Ese bono tiene una rentabilidad de 4% por sobre la inflación.
Un ejemplo para comparar la rentabilidad del bono con la de los fondos es que, a una persona que le reconocieron UF 100 en mayo de 1981 y cumplió su edad de pensión el 31 de mayo pasado, el Estado le paga ahora UF 462 que se depositan en su cuenta individual. Si en vez de entregarle un bono, el Estado le hubiese depositado en su cuenta individual en mayo de 1981 las mismas UF 100, entonces esa persona tendría hoy en su cuenta en la AFP (fondo C), sólo por ese concepto, UF 2.074, es decir, 4,5 veces más de lo que le pagó el Estado por el bono.

Compensaciones por pérdidas de rentabilidad:
Nunca ha estado contemplado en la ley que las AFP deban compensar a los fondos por rentabilidades negativas. No parece lógico hacer responsable a la AFP del comportamiento de las bolsas mundiales, teniendo en cuenta además que las inversiones están definidas por la regulación y que hay ciertos mínimos y máximos requeridos de tipos de activos. Lo que sí contempla la ley, es que el resultado relativo de cada AFP respecto del resto no puede ser sustancialmente inferior. El plazo de medición de la rentabilidad relativa ha variado en el tiempo a medida que las inversiones de los fondos y sus objetivos han sido de más largo plazo -como corresponde a la naturaleza de un fondo de pensiones- siendo en la actualidad el período de los últimos 36 meses.

Este concepto está definido en la ley como Rentabilidad Mínima, pero no se refiere a un valor absoluto, ni positivo ni negativo. La ley contemplaba que en caso en que los fondos de una AFP tuvieran una rentabilidad superior al promedio, se podía constituir una reserva con parte de ese exceso, para usarla por la AFP como crédito si tuvieran que compensar a los fondos por tener una rentabilidad inferior a la mínima. La Reserva de Fluctuación de Rentabilidad, que era un beneficio para la AFP, se eliminó en 2008.

La ley dice que las AFP deberán compensar a los fondos si la rentabilidad real anualizada de los últimos 36 meses del fondo es menor que la rentabilidad del promedio de todos los Fondos del mismo tipo, menos dos puntos porcentuales (en el caso de los fondos C, D y E y menos cuatro puntos porcentuales en el caso de los fondos A y B) y menor que la rentabilidad promedio menos el valor absoluto del cincuenta por ciento de dicha rentabilidad. La frase "valor absoluto del", se incorporó en 1999 ya que, sin ella, esta condición no hace sentido en casos de rentabilidad negativa (la resta de un valor negativo es una suma) y no aplicaría.

Se dice que ahora las AFP no compensan por rentabilidad mínima, lo que también es falso. Las AFP sí deben compensar a los fondos en caso de tener una rentabilidad inferior a la mencionada en el párrafo anterior, de hecho, las AFP deben mantener una inversión en los fondos para garantizar ese cumplimiento. La ley dice lo siguiente: "La Administradora deberá mantener un activo denominado encaje, equivalente a un uno por ciento de cada fondo. Este encaje, que se invertirá en cuotas del respectivo fondo, tendrá por objeto responder de la rentabilidad mínima a que se refiere el artículo 37".

Ya que lo mencioné, vamos a hablar del encaje, que, si bien no está entre los mitos, el slogan las AFP nunca pierden refleja el desconocimiento de su existencia.

Los Fondos de Pensiones hoy tienen un valor total aproximado a US$ 200 mil millones y tal como dice la ley las AFP deben mantener un activo equivalente al 1% del fondo administrado "que se invertirá en cuotas del respectivo Fondo". Es decir, las AFP tienen aproximadamente US$ 2 mil millones invertidos en cuotas de los fondos de pensiones. Esta inversión las convierte en un afiliado más respecto de los resultados de las inversiones de los Fondos de Pensiones, sólo que su monto invertido es largamente mayor al de cualquier otro afiliado. Podrá usted intuir que los resultados del Fondo son muy importantes para la AFP y que sus intereses están en este sentido, totalmente alineados con los de los demás partícipes y que cuando los afiliados pierden, la AFP también pierde.

El encaje representa más del 80% del patrimonio de las AFP, por lo tanto, es muy determinante en su resultado, pero la ganancia que genera y contabiliza año a año por su rentabilidad, no puede ser retirada por los accionistas, ya que siempre se debe mantener ese activo y si hubo ganancia, es porque los fondos ganaron un monto 99 veces superior. Por lo tanto, los años de buenos resultados para los fondos como fue el 2019, también lo son para las AFP.
Un tema que da muchas vueltas y genera inquietudes son los 110 años de la tabla de mortalidad. No es fácil de explicar, pero vamos a partir por el final: un hombre de 65 años sin beneficiarios de pensión que se jubila hoy por retiro programado recibirá una pensión equivalente a 1/170 del saldo que tenga en su cuenta, es decir, su saldo se dividirá en 170 meses, lo que es un poco más de 14 años o sea hasta los 80 años.

Hay personas que, basándose en el mito de que la pensión se calcula dividiendo el saldo como si fuéramos a vivir hasta los 110 años, piden que el saldo se divida en 20 años, lo que significaría una menor pensión a la actual.
La tabla de mortalidad sólo refleja la probabilidad de estar vivo en cada edad en base a los antecedentes históricos. Si nadie llega a los 110 años, la probabilidad de estar vivo a esa edad reflejada en la tabla será 0 y no afectará el cálculo de su pensión. Si, por el contrario, nos damos cuenta de que prácticamente todos viven hasta los 110 años, entonces la tabla reflejará que la posibilidad de llegar a esa edad es muy alta y por lo tanto la pensión debiera durar hasta ese momento, pero ese no es el caso.

Las tablas de mortalidad que se han usado en Chile para calcular las pensiones siempre han estado limitadas en 110 años, eso no se ha cambiado y países como Canadá y Estados Unidos usan tablas hasta 115 y 120 años respectivamente.

Las verdades a medias

Hay muchos mitos basados en contar una parte de la historia y si bien se puede usar información real, al mirarla con un mínimo de cuidado, nos damos cuenta de que la conclusión anunciada no es tan cierta como parece. Dentro de este ámbito me gustaría partir con los montos de las pensiones y su comparación con las del sistema de reparto.
Hoy conviven pensiones de ambos sistemas y según la Superintendencia de Pensiones, en abril pasado, la pensión promedio pagada por el sistema antiguo fue de $239,822 mientras que la del nuevo sistema fue de $235.264 montos que consideran todo tipo de pensión. Hasta aquí, ambos montos son bajos y no pareciera haber cuestionamientos a las cifras, salvo que omitimos decir dos cosas: la primera es que los que los afiliados al sistema antiguo que no cumplieron con el mínimo de cotizaciones no reciben pensión y no se cuentan para el cálculo aun cuando si contribuyeron para su pensión (en verdad para la de otro) y lo segundo es que cotizaron al menos el 22% de su sueldo, es decir el doble de lo que cotizaron los del nuevo sistema.

Si corregimos sólo por este último concepto, que significó para los del nuevo sistema tener 10% más de sueldo durante su vida laboral, la pensión promedio del nuevo sistema sería superior a los $470.000, casi el doble de la del sistema antiguo.

Para hacer una comparación más exacta tomemos sólo las pensiones por vejez de hombres del sistema antiguo y las autofinanciadas de hombres del nuevo sistema que cotizaron 20 años o más (requisito exigido en el sistema antiguo para tener pensión). Los valores para abril 2020 son $325.109 para el sistema antiguo ($191.549 para los del Seguro Social que concentra más del 54% de los hombres pensionados por vejez en el sistema antiguo) y $381.882 para los del sistema nuevo, que, al cotizar por la mitad, tuvieron 10% más de sueldo. Después de ver estos números, creo que afirmar que el sistema antiguo entrega mejores pensiones que el nuevo es a lo más una verdad a medias.

Respecto de las transferencias de riesgos a los afiliados, es importante entender que, los sistemas de Contribución Definida (capitalización) por definición no garantizan resultados a diferencia de los de Beneficio Definido (reparto) que prometen un beneficio en base al cumplimiento de ciertos requisitos. En este último, el primer riesgo que enfrenta la persona es saber si va a cumplir o no con los requisitos mínimos para tener una pensión, ya que, si no lo logra, pierde todo lo que aportó para la pensión, ya que no mantiene una cuenta individual si no que sus contribuciones van a pagar las pensiones de los actuales jubilados.

Es importante recordar que, en el antiguo sistema de pensiones chileno (que era de beneficio definido aún cuando tenía más de 100 tipos distintos de regímenes), más del 50% de sus afiliados no lograban cumplir los requisitos mínimos para pensionarse, quedándose sin pensión alguna. La estabilidad laboral, que es la que facilita alcanzar los requisitos para una pensión, tiene un sesgo de ingresos, con lo cual, las personas de menores ingresos eran las que tenían mayor riesgo de quedarse sin pensión. Eso mismo lo hacía un sistema muy regresivo, ya que los de menores ingresos financiaban las pensiones de las personas de mayores ingresos y trabajos más estables.

El sistema de capitalización transfiere el riesgo de los retornos futuros de las inversiones a sus aportantes y la pensión tendrá mucha relación con los retornos obtenidos durante la vida, pero siempre tendrá una pensión, ya que las contribuciones están en su cuenta y son de su propiedad.

En este sentido, el riesgo de los retornos es un riesgo inherente a cualquier inversión y, por ende, inevitable en un sistema de capitalización, por lo que siempre ha estado en nuestro nuevo sistema y no es una consecuencia de los multifondos.

Los multifondos buscan una forma eficiente de encontrar mejores alternativas de inversión para cada etapa de la vida del afiliado y define el fondo en que debería estar en base a su edad y otorga la posibilidad al afiliado, que en caso de no querer tomar la alternativa definida por la ley, tenga la libertad de elegir un perfil de riesgo distinto.

La creación de los multifondos no transfirió el riesgo a los afiliados, encontró una forma de asignarlo de mejor manera a cada afiliado y dar la libertad a las personas de tomar una alternativa diferente si así lo prefieren.

La ley es tajante sobre las inversiones: "Las inversiones que se efectúen con recursos de un Fondo de Pensiones tendrán como únicos objetivos la obtención de una adecuada rentabilidad y seguridad. Todo otro objetivo que se pretenda dar a tales inversiones se considerará contrario a los intereses de los afiliados y constituirá un incumplimiento grave de las obligaciones de las administradoras". Las inversiones que realizan los fondos sólo buscan el mejor resultado para los afiliados, lo que no impide que esas inversiones además sean beneficiosas para la sociedad tal como lo han sido, según el estudio de Vittorio Corbo y Klaus Schmidt-Hebbel. Cada chileno es así un inversionista, un accionista de las principales empresas del país (dueños del 10% de las acciones de las empresas del IPSA, de carreteras, puertos y aeropuertos) y del mundo y por lo tanto en una parte, corre la misma suerte del controlador de la empresa. Cada chileno, a través de su fondo de pensiones es un inversionista, propietario en una pequeña parte, de muchas empresas, que se beneficia en su proporción correspondiente cuando a esa sociedad le va bien y recibe dividendos cuando esa empresa los paga. No hay una situación antagónica entre los fondos de pensiones y el mercado de capitales, por el contrario, es y ha sido un beneficio para los afiliados el invertir en él.

Respecto de los resultados de las inversiones y de las caídas de los fondos sólo quiero aclarar que si usted tenía en su cuenta el 1 de enero de 2020 un saldo de $10.000.000 y el 30 de abril tiene $10.159.529, ha tenido una ganancia de 1,6% y no una pérdida de 9,9% como mañosamente dicen algunas personas que dividen su saldo al valor del dólar de cada fecha. La rentabilidad en pesos del ejemplo son los valores efectivos para una persona con ese saldo que estuvo en el fondo E de Habitat durante ese período. Si usted quiere comparar la rentabilidad obtenida (1,6%) con otro tipo de monedas, activos o unidades (USD, Oro, UF, etc.), es libre de hacerlo, pero los fondos de pensiones en Chile se valorizan en pesos y esa debe ser la forma de medir su rentabilidad.

Fuente: Diario Financiero

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