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La mirada de Wall Street a la elección chilena tras el desplome de la política tradicional

JPMorgan y Goldman Sachs destacan también el protagonismo de los independientes, señalando que todavía es difícil saber cuál será su comportamiento. En tanto, Fitch y S&P Global ven las cosas con más calmas y no anticipan una baja en la calificación.

Fuente: La Tercera-PulsoPublicado el 18 de mayo de 2021.

En Wall Street han seguido de cerca las elecciones de este fin de semana en Chile y no demoraron en expresar sus preocupaciones ante unos resultados que sorprendieron negativamente al mercado.

En línea con la que se manifiesta en la mayor caída del IPSA desde marzo del año pasado, cuando se desató la pandemia, y el alza de $14,55 en el dólar, hasta $715,15, dos grandes bancos estadounidenses apuntan a altos niveles de incertidumbre en torno a la redacción de la nueva constitución. El riesgo país también escaló durante esta jornada.

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Tanto JPMorgan como Goldman Sachs sostienen esa tesis en función de la incapacidad de la derecha de conseguir los 55 asientos que le habrían dado los 2/3 de la Convención. Esto por que ambos consideraban que en aquello el mercado depositaba sus esperanzas de que la nueva Carta Magna no conlleve a cambios mayores en el modelo.

"(Había) Una probabilidad relativamente alta de que la centroderecha capturara tal minoría bloqueadora, lo que habría ayudado a mantener a raya las propuestas que afectan la inversión de mediano y largo plazo, asociada al tratamiento de los recursos nacionales, los contratos, y, de manera más general, instituciones macroeconómicas y financieras", señalaron en JPMorgan.

Asimismo, ambos coinciden en que los resultados que favorecieron tanto a diversos sectores independientes y a la izquierda menos moderada favorece una ruta de incertidumbre para el país.

"Los resultados electorales atestiguan la profunda desconfianza del establecimiento político y el alto rechazo de las estructuras políticas tradicionales. Esto podría traducirse en un proceso de redacción de la constitución muy ruidoso", sostienen en Goldman Sachs.

Las clasificadoras

Desde las clasificadoras de riesgo estadounidenses, solo Fitch se animó a pronunciarse ante los resultados. Francis Richard, el analista que da seguimiento a la calificación soberana chilena, indica que a mediano plazo "los riesgos tanto a la baja como al alza dependerán de posibles cambios en la gobernanza, la situación fiscal y de deuda y las perspectivas de crecimiento a medio plazo", todo lo cual podría verse "afectado" por la redacción de la Constitución.

En ese marco, señala que desde la agencia supervisan "el proceso de reescritura constitucional para detectar posibles cambios en el sólido marco institucional de Chile". De todas maneras, el analistas destaca que "Fitch considera que la calificación actual de Chile en A- es muy sólida y podrá soportar importantes incertidumbres políticas y económicas después de la rebaja de la calificación en octubre de 2020″.

Con menos temores que los bancos, S&P Global también equilibra los riesgo que se encaran de ahora en adelante, planteando que "una transición exitosa a una nueva constitución depende de la capacidad de crear una visión política compartida del país que establezca el marco para las políticas que afectan la inversión, el crecimiento del PIB y las finanzas públicas".

Esta agencia, anticipa que la nueva Carta Magna "puede alterar el equilibrio de poder entre las ramas del gobierno, cambiando potencialmente la efectividad, estabilidad y previsibilidad de la formulación de políticas y las instituciones políticas". Asimismo, señala como "probable que el papel económico del estado se expanda bajo el nuevo orden constitucional".

De esta manera, también proyectan que se "expandirían los servicios públicos y el tamaño de la red de seguridad social", por lo que sostienen que "el desafío será hacer coincidir el aumento del gasto con nuevos ingresos permanentes para proteger las finanzas públicas".

Con todo, S&P Global sostiene que "la calidad crediticia soberana de Chile dependerá en parte de su capacidad para sostener el crecimiento del PIB y las finanzas públicas estables. El crecimiento continuo depende en gran parte del sentimiento de los inversionistas privados nacionales, cuya confianza puede verse afectada por la reforma constitucional".

Fuente: La Tercera-Pulso

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