Columna de Rodrigo Gutiérrez: “Desempleo de larga duración al alza: tendencia silenciosa y preocupante”
El desempleo de larga duración aumentó en 3,7 pp. respecto del año anterior, alcanzando las 182 mil personas. Es necesario poner atención a este fenómeno e idear una estrategia integral que combine políticas de empleo con mecanismos efectivos de reinserción o reconversión
Fuente: Pauta.clPublicado el 10 de julio de 2025.El último reporte del Instituto Nacional de Estadísticas muestra que el desempleo de larga duración, es decir, aquel que afecta a quienes llevan más de un año buscando trabajo sin éxito, aumentó de 16,1% a 19,8% del total de personas desocupadas respecto del año anterior, alcanzando las 182 mil personas. Estas cifras evidencian una tendencia al alza en el tiempo que las personas tardan en reinsertarse laboralmente, lo que podría reflejar una desconexión entre ciertas trayectorias laborales y la demanda por trabajo, con efectos que amenazan la cohesión social y debilitan el crecimiento.
Las consecuencias de esta situación superan lo económico. El desempleo prolongado erosiona la base de habilidades y conocimientos, reduciendo las posibilidades de reinserción, especialmente en sectores con cambios tecnológicos acelerados. También incrementa el riesgo de caer en empleos informales o de baja calidad, afectando la estabilidad emocional, social y familiar. Además, puede provocar efectos psicológicos relevantes, como mayor incidencia de estrés, depresión y aislamiento, sobre todo entre quienes no cuentan con redes de apoyo. A largo plazo, este deterioro repercute en la productividad y refuerza círculos de exclusión difíciles de revertir.
Esta realidad no tendría una respuesta institucional suficiente. Los subsidios al empleo formal tienen otros focos y prioridades, no abordando adecuadamente las barreras estructurales que enfrentan quienes llevan largos períodos sin empleo. Los programas de capacitación muchas veces no se articulan con las necesidades reales de los distintos sectores productivos, ni consideran trayectorias laborales fragmentadas. Si a ello se suma la debilidad de los servicios públicos relacionados y la baja articulación con actores del sector privado, las herramientas disponibles para facilitar la reinserción laboral tienen un alcance limitado.
Es necesario poner atención a este fenómeno e idear una estrategia integral que combine políticas de empleo con mecanismos efectivos de reinserción o reconversión. Lo anterior implica mejorar la intermediación laboral y fortalecer la formación continua, especialmente en grupos con mayores brechas de empleabilidad. También es clave orientar la capacitación hacia sectores con potencial de crecimiento, como el cuidado, la salud y el bienestar, la transición a energías limpias, la digitalización, la logística y los servicios, entre otros. Para todo esto es indispensable promover la colaboración público-privada.
Si bien es importante el monitoreo del empleo mediante la tasa de ocupación, también lo es atender la situación de quienes, por distintas razones, quedan al margen de la dinámica del mercado laboral. Enfrentar el desempleo de larga duración es una condición para tener una economía más inclusiva y sostenible, que reconoce trayectorias diversas y su aporte potencial a la productividad de las empresas. Es tiempo de asumir este desafío como una responsabilidad compartida entre el Estado y el sector privado.
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