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Las mujeres con más educación reducen la brecha con los hombres en el tiempo que dedican al trabajo no remunerado

Informe del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la UDP sobre los datos de la Encuesta de Bienestar Social que realizó el gobierno entre abril y mayo de este año, revela que ellas destinan 1,6 horas más al día que los hombres.

Fuente: DFPublicado el 25 de octubre de 2021.

Las mujeres con mayor nivel de educación lograron acortar la brecha con su contraparte masculina en términos de las horas que trabajan sin remuneración. De acuerdo con el análisis del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la UDP sobre los datos de la Encuesta de Bienestar Social -realizada por el Gobierno entre abril y mayo-, mientras ellas destinan 1,6 horas más al día que los hombres en trabajos no remunerados, las que tienen educación media completa o inferior dedican 3,3 horas más que ellos.

Paula de 50 años, con dos hijos de 24 y 17 años, tiene un cargo gerencial en una entidad financiera. Su día comienza a las 6.00 de la mañana, habitualmente con un desayuno en la cama antes de partir al gimnasio en donde permanece alrededor de una hora.

Inicia su jornada laboral de manera presencial entre 8.30 u 8.40, la que puede durar hasta las 19.00 u 21.00,dependiendo de la intensidad del día: "Muchas veces almorzamos en el puesto del trabajo o no almorzamos, seguimos de largo, con unos brunchs entremedio".

Vive con su marido que también trabaja en el mismo rubro. Ambos tienen educación universitaria completa, ella con postítulos y él suma un magíster. Sus hijos ya están grandes, por lo que al volver a su casa comen en familia y reparte su tiempo de ocio, entre sus intereses personales y de pareja.

De las labores domésticas se encarga una persona que trabaja para ella hace más de 15 años, por lo que Paula le destina algunas horas a la semana a planificar aspectos como el menú de comidas y las compras, principalmente.

Costo de oportunidad

"Mientras más acceso haya a la educación superior y al tener un capital humano mayor, finalmente el costo de oportunidad de tener que hacer trabajo no remunerado se eleva mucho", explica el director de OCEC, Juan Bravo.

Por lo tanto, el capital es clave en reducir estas brechas en el uso del tiempo.

En cuanto al diferencial de horas en el trabajo no remunerado, en general entre los ocupados el análisis exhibe que ellas dedican 2,5 horas más que ellos.

Bravo explica, además, que si bien en la menor brecha en el segmento con educación superior completa influye que los hombres contribuyen "un poquito más", el efecto fundamental es porque en ese grupo ellas destinan menos tiempo que las otras a labores por las que perciben un salario.

El factor niños

Por rango de edad, entre los ocupadas entre 30 y 44 años, se amplía la brecha.

¿La razón? Ellas destinan más tiempo al cuidado de personas dependientes, dentro del trabajo no remunerado. Mientras ellas dedican al día 3,7 horas a esa tarea, ellos sólo dedican 1,9 horas. Así, en total, la distancia en estas laboras no pagadas es de 2,7 hrs en desmedro de las mujeres.

Es el caso de Andrea, de 35 años, con un hijo de 5 niños. Ella es profesora de un colegio en donde hace clases on line. A las 7.30 se levanta junto a su marido y mientras ella a las 8.00 parte su jornada laboral frente al computador, él a esa hora se va rumbo a su lugar de trabajo.

Sus clases las imparte hasta a las 12.40, por lo que en el recreo de 9.00 a 9.20 aprovecha de tomar desayuno junto a su hijo, quien no asiste al jardín porque está cerrado.

Entonces, en los momentos en los que no está en sus tareas como profesora (entre 12.40-15.30 y entre 17.30-21.00), se ocupa de ordenar y limpiar la casa, preparar almuerzo y de cuidar a su hijo.

Su marido, comenta, que le ayuda. Una vez que llega a la casa, a las 18.00 horas, se concentra unas dos horas diarias al juego con su hijo.

Eso sí, reconoce, durante los fines de semana asume más tareas domésticas, como cocinar.

El teletrabajo

María de 45 años, tiene tres hijos: dos son mellizas de 14 años y el menor es un niño de 10 años. Sus jornadas laborales comienzan entre 8.30 y 8.40 y terminan entre 18.30 y 19.00.

Está bajo el formato híbrido. De los cinco días a la semana, tres asiste a su lugar de trabajo, pero lo hace sólo media jornada. El resto del tiempo lo teletrabaja desde casa. Explica que los colegios de sus niños no instauran las jornadas regulares, por lo que una vez que ocurra, espera permanecer más tiempo en la oficina.

Ella y su marido tienen un nivel de educación universitaria completa y se reparten las labores del hogar junto al cuidado de los hijos. En cuanto al tiempo que dedica a labores no remuneradas, estima que son unas tres horas diarias. Su marido, en cambio, que está 100% trabajando desde el hogar dice que usa unos 45 minutos en la mañana para tareas domésticas como lavar la loza, limpiar los baños y sacar la basura. Una vez a la semana asume el lavado de la ropa. Si bien comenta que nunca se desconecta por completo de su trabajo remunerado, entre dos a tres horas dedica a acompañar y trasladar algunos de sus hijos a actividades extraprogramáticas o, bien, a compras del supermercado.

"A esa hora (21.00) empiezo a revisar las cosas personales, lo mío, puedo ver una serie (...) no me quedo dormida antes de las 24.00 y ese es mi tiempo en que leo, veo tv, me conecto a redes sociales", menciona María. Un tiempo que su marido también utiliza para el ocio.

Respecto del teletrabajo, Bravo comenta que los antecedentes recopilados por la EBS muestran que más que ser una oportunidad para las mujeres, la mayor prevalencia de teletrabajo entre ellas tiene directa relación con la existencia de niños menores de edad. Por ejemplo, si del total de ocupados que mencionaron haber trabajado algunos o todos los días desde su hogar en las últimas 4 semanas en el cuadro general el 49% fue mujeres y 33,5% hombres, cuando en el hogar hay dos o más niños la proporción creció a 56,6% y a 35,4%, respectivamente.

"Más que ventaja parece ser que se ven forzadas", expresa.

Fuente: DF

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