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La recuperación económica y el regreso del empleo informal

Rodrigo Gutiérrez, gerente general de Ciedess, Cámara Chilena de la Construcción

Fuente: DFPublicado el 15 de mayo de 2022.

Recientemente publicamos nuestro Boletín de Informalidad Laboral, con cifras a febrero de 2022, observando y destacando que los niveles de empleo informal están volviendo a sus niveles previos a la pandemia. En efecto, la tasa de informalidad alcanzó un 32,2% (compuesta por un 33,1% en hombres y un 31% en mujeres). Cabe recordar que entre los años 2014 y 2019, la tasa de informalidad se mantuvo estable, en torno al 34,6% en promedio, mientras que en 2020 cayó a un 30,5%, como consecuencia de las fuertes restricciones sanitarias impuestas para enfrentar la pandemia.

La crisis impactó principalmente los empleos menos estables, en su mayoría informales. Es así como para 2020 se reportó una caída de 7,4% en el empleo formal, mientras que el informal cayó en un 22,1%. Esta diferencia puede explicarse por la precariedad intrínseca de éste último, puesta en jaque por la pandemia dado que muchos de ellos son trabajos que suelen realizarse presencialmente y resultaron limitados por los confinamientos, pero además por el impacto positivo de los beneficios de protección al empleo formal creados ese año.

Si bien estas cifras de informalidad en el empleo son bastante mejores que en el resto de los países de la región, están muy por debajo de los países desarrollados; donde los niveles de informalidad son bastantes menores, en torno al 18%, según la OIT (2018).

¿Por qué es importante poner atención a estas cifras? Por varias razones, pero principalmente porque dan cuenta del regreso de empleos más precarios, menos estables y sin seguridad social. En especial, si hacemos referencia a la reforma al sistema de pensiones, nos parece que estas cifras adquieren especial importancia, puesto que la característica que distingue a este grupo es la ausencia del pago de cotizaciones previsionales.

Cuando se discute, por ejemplo, respecto de incorporar una nueva cotización del 6%, a partir del aporte de los empleadores, ya sea con fines redistributivos, para compartir riesgos o incorporar solidaridad entre los trabajadores, es importante tener presente que ello hace referencia siempre a trabajadores con empleos formales. Dicho de otro modo, los trabajadores con empleo informal están fuera del alcance de esta propuesta.

En este segmento permanecen grupos amplios, tales como feriantes, pequeños productores agrícolas, pescadores artesanales y una diversidad de otros trabajadores dependientes informales. Persiste el déficit en políticas públicas orientadas a promover y facilitar la creación de empleos de calidad, con seguridad social, evitando establecer incentivos que puedan ir en dirección contraria.

Por todo lo anterior, es que mientras sigamos lejanos a los estándares de los países desarrollados, nos parece relevante avanzar también en una mejora al pilar no contributivo del sistema de pensiones, en lo que hoy constituye la Pensión Garantizada Universal. Es ahí donde las personas más vulnerables podrán tener acceso a una prestación básica, mínima, que les permita enfrentar la vejez dignamente, con un ingreso por sobre la línea de la pobreza. Proponemos avanzar en el monto del beneficio y en su cobertura hacia la universalidad (con exclusiones justificadas), siempre con gasto fiscal financiado con impuestos generales.

Fuente: DF

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